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PIONEROS DEL BALOMPÍE
Juan Alberto Schiaffino: Héroe del "Maracanazo"
El Pepe fue líder y héroe del famoso "Maracanazo" del Mundial de 1950, sinónimo de elegancia, magia, caballerosidad y genialidad, prócer del fútbol uruguayo apodado el "Pequeño maestro".
Schiaffino es considerado de forma unánime el mejor futbolista uruguayo de la historia y uno de los grandes de Sudamérica, según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, por sus siglas IFFHS.
Schiaffino fue un genio de enorme talento, un medio ofensivo dotado de una exquisita técnica, de una visión de juego e inteligencia táctica perfecta que lo hicieron famoso por sus pases "cerebrales" teledirigidos a donde él ponía la mirada. Cesare Maldini uno de sus compañeros en el Milán dijo de él: "Tenía un radar en lugar de cerebro".
Sus compañeros de equipo le llamaban El Pepe, pimienta en italiano porque decían le daba sabor al juego. Jugó con gran éxito en el club carbonero de Peñarol, conjunto con el que llegó a conquistar cinco campeonatos uruguayos. Líder del quinteto conocido como la "Escuadrilla de la muerte", formado por Varela, Ghiggia, Vidal, Míguez y Schiaffino que arrasó en Uruguay.
Fue líder y uno de los héroes de la selección uruguaya que logró la épica hazaña de ganar el Mundial de 1950, anotando el primero de los dos goles del famoso Maracanazo. El estadio de Maracaná se quedó mudo con los goles de Schiaffino y Ghiggia, que remontaron el inicial de Friaça.
Una final en la que Schiaffino tras recibir un pase de Ghiggia en el minuto 67' marcó un golazo por la escuadra de Barbosa que le daba el empate y abría el camino de la conquista del Campeonato a Uruguay. En dicho Campeonato Schiaffino fue nombrado mejor jugador del Mundial.
Por su doble nacionalidad, debido al origen de su abuelo paterno, jugó cuatro partidos amistosos para la selección italiana. Lamentablemente, estuvo en Belfast en el partido del 15 de enero de 1958 contra Irlanda del Norte, enfrentamiento que excluyó a la selección italiana de la Copa del Mundo por primera vez.
Fue también figura en el Mundial de Suiza 1954, torneo en que la selección charrúa ocupo el 4° lugar, perdiendo ante la Hungría de Puskás. Luego del Mundial, fichó por el Milán en 1954, que pagó 52 millones de liras, una suma estratosférica para la época.
Luego de su periplo en el Milán fichó por el Roma, donde jugó dos temporadas antes de retirarse, en 1962.
Decían de él que "nunca se despeinó jugando al fútbol".