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PIONEROS DEL BALOMPIÉ

John Charles: El gigante bueno

Figura mítica del Calcio, ídolo de la Juventus y héroe del Mundial de 1958. Su mote de Il Gigante Buono fue por su fair-play, su forma de ser y su tremenda envergadura, medía 1,93 metros y pesaba 88 kilogramos.

Charles es considerado el mejor futbolista del País de Gales de la historia, por encima de Ian Rush, Ryan Giggs y Gareth Bale, fue uno de los mejores jugadores extranjeros de la historia del equipo bianconero de la Juventus.

El nacido en Swansea fue único, tenía físico de boxeador de peso pesado, aunque era demasiado bueno para ver a su rival tumefacto, Fue fichado por el Leeds cuando aún tenía 15 años. Debutó en el primer equipo con 17 y con 18 ya era el internacional más joven en la historia de Gales.

En la Juve formó una tripleta de ataque con GIampiero Boniperti y Omar Sívori a su lado. Se le conoció popularmente como "El trío mágico". Umberto Agnelli, entonces joven presidente del club lo fichó por 105 millones de liras, cantidad jamás pagada antes por un jugador británico. En la vecchia signora empezó mal. Demasiado tímido y noble, le costó adaptarse al Calcio. Acabo la temporada 1957-1958 como capocannoniere de la Serie A con 28 goles, que le dieron el scudetto a la Juve. Al año siguiente volvió a ganar el scudetto.

En 1959 fue Balón de Bronce tras Alfredo di Stéfano y Raymond Kopa. John Charles había agrandado su fama en el Mundial de 1958 donde llegó por primera vez País de Gales, gracias a sus goles, llevando a su selección a cuartos de final, pero no puedo jugar el partido decisivo ante Brasil, perdiendo 1-0, con el primer gol mundialista de O Rei Pelé.

Charles jugó de central por su tamaño y habilidad con la cabeza, de medio defensivo y delantero, lo que valora más sus registros goleadores. Era igual de bueno en cualquier puesto. Y siempre modelo de fair-play y educación, nunca fue amonestado o expulsado en su carrera, pese a los rigores del Calcio, su bello gesto de deportividad en un partido contra la Sampdoria en la Serie A quedará en la memoria colectiva.

Cuando iba solo para marcar, echó fuera la pelota, para ayudar a su marcador que yacía en el suelo lesionado, uno de los pocos ejemplos de deportividad espontánea conocido a este alto nivel.

En esa época hubo una eliminatoria tremenda contra el Real Madrid. Era la séptima edición de la Copa de Europa, la de 1961-1962. Recuerda Charles en sus memorias: "Di Stéfano nos hizo un gol injusto. En el Bernabéu marcó Sívori y fuimos al desempate en París, que nos ganaron. Santamaría era como la Torre de Pisa y Felo debió ser expulsado porque me dio una patada que no pude ya correr. Para alcanzar al autobús me tuvieron que llevar en brazos... Pero aquel Madrid era fantástico, Di Stéfano fue el mejor que he visto y Puskas y Gento eran soberbios".

En Swansea, la cuna del Gigante amado en Italia se desvanece en el ya demolido estadio Vetch Field, donde Charles limpiaba los vestuarios mientras ganaba una libra a la semana, apenas resiste una vieja puerta. No hay una placa que rememore el lugar... Gigante, pero no hijo prodigo.

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