Jimmy Johnstone

El escurridizo lord de la banda

Leyenda del balompié escoces apodado "Jinky" por sus electrizantes regates. Getty Images
Leyenda del balompié escoces apodado "Jinky" por sus electrizantes regates. Getty Images

El ídolo católico al que los Bhoys eligieron como el mejor jugador de la historia del Celtic.

Considerado el mejor futbolista del país del tartán y la gaita junto con Denis Law y Kenny Dalglish, y uno de los mejores extremos de la década de los 60.

"El pequeño hombre lo tenía todo, habilidades increíbles y el corazón de un león" - Kenny Dalglish

Debutó en el primer equipo del Celtic de Glasgow en 1963, poco antes de cumplir los 19 años, de la mano del legendario entrenador escocés Jock Stein.

En el equipo del trébol militó 14 temporadas en Parkhead, luciendo la casaca de franjas verdes, participó en 515 partidos y anotó 129 goles.

Líder de la generación dorada del fútbol escocés y de los famosos "Leones de Lisboa", el histórico equipo del Celtic que ganó su única Copa de Europa en 1967, ante el poderoso Inter de Helenio Herrera. Fue el primer equipo británico en lograr la increíble gesta de levantar la "Orejona", curiosamente con un once formado solo por futbolistas escoceses nacidos en un radio de 50 kilómetros de Glasgow.

El 7 de junio de 1967 asombró al Santiago Bernabéu durante el homenaje a Alfredo Di Stefano.

The Lord of the Wing fue un extremo completísimo, imparable, carismático, bajito y electrizante, con gran habilidad para el regate siempre pegado a la banda, fue apodado la "Pulga voladora" o wee man por su baja estatura, apenas medía 1,55 metros.

Otros lo conocieron como el escurridizo Johnstone o Jinky por su extraordinaria velocidad, cambios de ritmo y su habilidad innata para eludir rivales con soltura.

Jimmy murió en 2006, víctima de una enfermedad neuronal que afectaba a su capacidad motriz. Una estatua a las puertas de Celtic Park rinde homenaje al eterno genio pelirrojo del fútbol escocés. 

Colin Bell

El rey de la Kippax

Considerado el jugador más determinante en la historia del Manchester City. Getty Images
Considerado el jugador más determinante en la historia del Manchester City. Getty Images

Fue apodado "El Rey de la Kippax" en honor a la tribuna de la calle este de Maine Road, famosa por sus cánticos.

Hablar del Manchester en la década de los 70, es hablar de la leyenda del City, Colin Bell, un jugador que marcó toda una época para el club celeste.

"Colin Bell fue incuestionablemente un gran jugador, y no uso la palabra 'grande' a la ligera" - Sir Bobby Charlton

Por su inigualable talento con el esférico, su reconocida resistencia física, poderosa zancada y búsqueda rápida del área rival recibió el apodo de Nijinsky en honor al famoso bailarín y al exitoso caballo de carreras que conquistó los hipódromos de Gran Bretaña.

Formó parte del trío Bell, Lee y Summerbee en el Manchester City. Fue campeón de liga en 1968, la segunda del City desde 1937, Bell marcó 14 goles esa temporada. Uno de sus goles fue en la famosa victoria por 4-1 contra el Tottenham, en Maine Road, que fue apodado ballet sobre hielo debido a las condiciones climáticas en las que se jugó el partido.

Trotaba por el centro de la cancha como un coloso, abriendo espacios corriendo con el balón, Bell fue un mediocampista completo. Marcaba goles de cabeza, de tacón, de fuera del área. Marcaba, defendía, regateaba, cabeceaba y pasaba maravillosamente. Colin vistió la camiseta de Inglaterra en 48 ocasiones, hubieran sido más de no haberse lesionado en su mejor momento.

Disputó 492 partidos con el club en los que marcó 152 goles, a lo largo de 13 temporadas. Pocos jugadores han dejado mayor huella que Colin Bell en el City.

John Charles

El gigante bueno

El galés nunca recibió una tarjeta y jamás fue expulsado de un partido. Getty Images
El galés nunca recibió una tarjeta y jamás fue expulsado de un partido. Getty Images

Figura mítica del Calcio, ídolo de la Juventus y héroe del Mundial de 1958.

Su mote de Il Gigante Buono fue por su fair-play, su forma de ser y su tremenda envergadura, medía 1,93 metros y pesaba 88 kilogramos.

"Si alguien golpeaba a John, él le sonreía y le daba la mano" - Ernesto Casano

Charles es considerado el mejor futbolista del País de Gales de la historia, por encima de Ian Rush, Ryan Giggs y Gareth Bale, fue uno de los mejores jugadores extranjeros de la historia del equipo bianconero de la Juventus.

El nacido en Swansea fue único, tenía físico de boxeador de peso pesado, aunque era demasiado bueno para ver a su rival tumefacto, Fue fichado por el Leeds cuando aún tenía 15 años. Debutó en el primer equipo con 17 y con 18 ya era el internacional más joven en la historia de Gales.

En la Juve formó una tripleta de ataque con GIampiero Boniperti y Omar Sívori a su lado. Se le conoció popularmente como "El trío mágico". Umberto Agnelli, entonces joven presidente del club lo fichó por 105 millones de liras, cantidad jamás pagada antes por un jugador británico. En la vecchia signora empezó mal. Demasiado tímido y noble, le costó adaptarse al Calcio. Acabo la temporada 1957-1958 como capocannoniere de la Serie A con 28 goles, que le dieron el scudetto a la Juve. Al año siguiente volvió a ganar el scudetto.

En 1959 fue Balón de Bronce tras Alfredo di Stéfano y Raymond Kopa. John Charles había agrandado su fama en el Mundial de 1958 donde llegó por primera vez País de Gales, gracias a sus goles, llevando a su selección a cuartos de final, pero no puedo jugar el partido decisivo ante Brasil, perdiendo 1-0, con el primer gol mundialista de O Rei Pelé.

Charles jugó de central por su tamaño y habilidad con la cabeza, de medio defensivo y delantero, lo que valora más sus registros goleadores. Era igual de bueno en cualquier puesto. Y siempre modelo de fair-play y educación, nunca fue amonestado o expulsado en su carrera, pese a los rigores del Calcio, su bello gesto de deportividad en un partido contra la Sampdoria en la Serie A quedará en la memoria colectiva.

Cuando iba solo para marcar, echó fuera la pelota, para ayudar a su marcador que yacía en el suelo lesionado, uno de los pocos ejemplos de deportividad espontánea conocido a este alto nivel.

En esa época hubo una eliminatoria tremenda contra el Real Madrid. Era la séptima edición de la Copa de Europa, la de 1961-1962. Recuerda Charles en sus memorias: "Di Stéfano nos hizo un gol injusto. En el Bernabéu marcó Sívori y fuimos al desempate en París, que nos ganaron. Santamaría era como la Torre de Pisa y Felo debió ser expulsado porque me dio una patada que no pude ya correr. Para alcanzar al autobús me tuvieron que llevar en brazos... Pero aquel Madrid era fantástico, Di Stéfano fue el mejor que he visto y Puskas y Gento eran soberbios".

En Swansea, la cuna del Gigante amado en Italia se desvanece en el ya demolido estadio Vetch Field, donde Charles limpiaba los vestuarios mientras ganaba una libra a la semana, apenas resiste una vieja puerta. No hay una placa que rememore el lugar... Gigante, pero no hijo prodigo.

Duncan Edwards

La leyenda del niño prodigio

Sobrevivió a la tragedia de Múnich, aunque los daños que había sufrido su cuerpo fueron irreversibles. Getty Images
Sobrevivió a la tragedia de Múnich, aunque los daños que había sufrido su cuerpo fueron irreversibles. Getty Images

Fue el más prometedor de los Busby Babes, el fantástico equipo de jóvenes formado por el legendario Sir Matt Busby.

Le apodaron wonder boy, según la leyenda mancuniana el joven inglés de West Midlands fue mejor que los Cinco Grandes, lamentablemente la tragedia de Múnich lo impidió.

"Los que dicen que el mejor de la historia fue Pelé es porque nunca vieron jugar a Duncan Edwards" - Sir Bobby Charlton

Fue la gran promesa del fútbol inglés, Sir Bobby Charlton quien fuera su compañero y mejor amigo durante sus primeros años en el Manchester United, asegura que nunca hubo alguien como él.

"He visto cómo muchos de su época han sido etiquetados como los mejores del mundo. Puskás, Di Stéfano, Gento, Didí, Charles... Pero ninguno de ellos fue tan bueno como Duncan. No había nadie como él en todo el mundo y no ha habido nadie igual desde entonces. Era incomparable. Tenía estatura, visión, técnica. Podía parar el balón con el pecho y enviarlo con precisión a 60 metros, con ambas piernas, a pesar de los balones pesados y mojados de la época. Nunca me sentí inferior a ningún futbolista salvo a él"

Ni siquiera el legendario entrenador inglés Matt Busby, tan poco aficionado a destacar a un futbolista por encima del equipo, pudo disimular la admiración que tenía hacia su estrella. "Duncan los tenía todo, era tan grande, tan fuerte, tan seguro y todavía tan joven... desde el principio nos dimos por vencidos tratando de encontrar errores en su juego".

Con tan sólo 15 años, en abril de 1953, Edwards debutó en Primera División como centrocampista del Manchester United. Pronto se convirtió en uno de los futbolistas más aclamados, incluso por encima de figuras como Sir Bobby Charlton o Dennis Viollet.

Las atajadas y asistencias del chico oriundo de Dudley marcaron el inicio de una época triunfal para el United que peleaba por el título como campeón de Europa contra el glorioso Real Madrid de Di Stéfano.

Se convirtió en el jugador más joven en debutar en la Primera División Inglesa, con 16 años y 183 días, un récord que mantuvo durante casi 43 años, hasta la irrupción de un jovencísimo Michael Owen. Con apenas 21 años jugó hasta 175 partidos como profesional, ya que fue un portento físico que no entendía de cansancio ni recesos. Se dice que en un año disputó más de 90 partidos entre club, selección y el equipo del ejército. No le importaba si del último partido había pasado una semana, dos días o un par de horas, nunca se negó para entrar en la cancha.

Desafortunadamente, la carrera de la joven promesa fue víctima de una historia catastrófica en el fútbol a nivel mundial conocida como "La tragedia de Múnich" en 1958.

Fue una estrella que se apagó prematuramente. 

José Leandro Andrade

La maravilla negra

Seducido por las noches parisinas acaparo las primeras planas por bohemio y rey de cabaret. Getty Images
Seducido por las noches parisinas acaparo las primeras planas por bohemio y rey de cabaret. Getty Images

Fue la gran estrella de la selección uruguaya de la década de 1920 y el primer gran futbolista negro del balompié, un artista del balón apodado por los franceses La Merveille Noire, tras deleitar con su juego en las Olimpiadas de Paris en 1924.

Fue un precursor que combinaba potencia, calidad y clase en sus botines, triple campeón mundial con Uruguay, fue el rey negro de Paris.

El oriundo del Salto, Uruguay fue hijo de la pareja formada por una argentina y un esclavo negro fugado de Brasil experto en magia negra. De joven fue bolero y vendedor de periódicos, oficios que alternaba con sus dos pasiones: el fútbol y el carnaval.

Andrade fue bailarín de tango y entusiasta del carnaval y la música, tocaba el violín y el tamboril en la vida nocturna montevideana.

Andrade era negro de buen porte, medía 1.80 metros, con un estilo de juego muy peculiar, vistoso y acrobático con el que deslumbró a la afición, pronto se convirtió en referente del fútbol uruguayo.

En la cancha se consagró como un half, sobre todo por la derecha, elegante, firme para defender y hábil para atacar. Su primer contrato profesional fue con el club Bella Vista, en el que jugó con José Nasazzi.

Fue el estandarte de la mejor Uruguay de los años 20, la que practicaba un fútbol de movimiento, creación de espacios y pases, del primer Mundial de la historia, el de 1930, en el que los uruguayos doblegaron a los argentinos para levantar la primer Copa Jules Rimet.

Ganador dos veces de los Juegos Olímpicos: París 1924 y Ámsterdam 1928. En las Olimpiadas de Paris comenzó su leyenda causando furor en la afición francesa, por su refinada manera de jugar los galos le apodaron La Maravilla Negra. Tres Copas América completan su palmarés de ensueño.

El frenesí y la curiosidad por el crack uruguayo lo llevan a ser la estrella de las noches parisinas, incluso llegando a bailar un tango con la célebre bailarina francesa Joséphine Baker.

Cuentan las crónicas que sus compañeros de equipo lo encontraron en varias ocasiones en apartamentos de lujo en áreas residenciales exclusivas de la Ciudad de la Luz, rodeado de hermosas mujeres, orgías de las que se dice contrajo sífilis, la famosa escritora Colette lo describió como "una extraña combinación de civilización y barbarismo, más que el mejor gigolo".

Andrade fue rey de Paris, fue un grande que murió solo y olvidado en un asilo con sus medallas en una caja vieja de zapatos, lejos de la gloria y de los dorados apartamentos de los suburbios de Colombes.  

Dixie Dean

El primer 9 de la historia

Una máquina de hacer goles, célebre por anotar 60 en 39 partidos de liga. Getty Images
Una máquina de hacer goles, célebre por anotar 60 en 39 partidos de liga. Getty Images

William "Dixie" Dean fue un Impresionante goleador inglés, leyenda de los toffees del Everton, un genio de la talla de Beethoven, Shakespeare y Rembrandt, famoso por la hazaña de marcar 60 goles en 39 partidos de Liga, en la lejana temporada 1927-1928.

Fabuloso delantero diestro, fue apodado "Dixie" por su cabello rizado parecido al de los esclavos negros provenientes de África, un apodo que odiaba, el mítico entrenador del Liverpool Bill Shankly dijo de él: "Dixie Dean fue el mejor delantero centro que nunca ha existido y pertenece a la estirpe de los genios como Beethoven, Shakespeare o Rembrandt".

Dixie fue uno de los primeros 22 miembros introducidos al Salón de la Fama del Fútbol Inglés en 2002, era veloz, hábil en el uno contra uno, inteligente y con una potencia de salto y remate de cabeza fulminante, a pesar de medir apenas 1,75 metros, !una máquina de hacer goles¡.

En 1925 el Everton pagó £3,000 libras esterlinas por el ariete que acababa de anotar 27 goles en 27 partidos, una suma estratosférica para la época. Se cuenta que para su primer encuentro de local llegó en el tranvía como lo hacían los aficionados. Estuvo a punto de morir en 1926 tras sufrir un grave accidente de motocicleta en Gales, que lo dejó inconsistente y fracturado de cráneo y de mandíbula.

Pieza clave del Everton en la obtención de su tercer y cuarto título de Liga para el club en 1927 y 1932, fue el primer delantero de los toffees en llevar el dorsal número 9 en la camiseta, el de los goleadores. Durante su carrera tuvo 37 hat-tricks anotando 85 goles en 1928, los mismos que Gerd Müller en 1972, cerca de los 91 de Lionel Messi en 2012. En la memoria de la afición toffee quedará el hat-trick en Anfield contra el Liverpool en su partido 100 con la casaca blue.

Nunca abandonó el Everton, a pesar de que otros clubes hubieran pagado por él lo que pidiera, ni por ir a Estados Unidos, donde le triplicaban los ingresos. Fue tan célebre que la familia real inglesa procuraba codearse con él. En un viaje a Inglaterra del famoso pelotero estadounidense Babe Ruth, éste modificó su itinerario para conocerlo.

Las cifras del mito como futbolista son impresionantes. Es el único jugador que ha conseguido marcar 60 goles en 39 partidos de una sola temporada, veinte de ellos con la testa. Anotó 383 tantos en 433 encuentros con el Everton y 18 en los 16 encuentros que disputó con la selección de Inglaterra. Desafortunadamente no pudo jugar un Mundial, su gran carrera terminó antes de que Inglaterra clasificara para una Copa del Mundo.

Tras su retiró en 1939 en el Sligo Rovers, Dixie perdió una pierna por una trombosis y abrió un pub junto con su mujer, teniendo una vida tranquila. Es considerado como uno de los más grandes atletas pre-Segunda Guerra Mundial en Gran Bretaña.

La estatua de Dixie a las afueras de Goodison Park con la inscripción: "Footballer, Gentleman, Evertonian" demuestran su grandeza.

Antonin Panenka

Protagonista del mítico penalti

La leyenda del Bohemians 1905 de Praga se convirtió en estrella cuando marcó un penalti jamás visto. Figura del fútbol checo, icono de las Eurocopas, un jugador especial, un bohemio conocido por su inconfundible bigote, héroe de la gesta de su vida, el título de la Eurocopa de Yugoslavia en 1976 ante Alemania Occidental.

Panenka fue uno de los primeros futbolistas checos al que le fue permitido salir del país para jugar en el extranjero, bajo dos condiciones: tener más de 32 años y haber jugado más de 50 partidos con la selección.

Hubo interés por Panenka en Suecia, Bélgica y España, aunque el oriundo de Praga fichó por el club austriaco Rapid de Viena en 1981.

Final de la Eurocopa de 1976, entre Alemania y la extinta Checoslovaquia, en el estadio de la Estrella Roja de Belgrado. Un gol del alemán Hölzenbein empata el partido 2-2, lo lleva a la prórroga sin goles, la tanda de penaltis es el momento decisivo, el teutón Uli Hoeness falla su tiro.

Le toca a Panenka, un joven checo de 28 años, tirar el mítico y decisivo penalti. Camina hacia el área, coloca el balón en el manchón penal, toma carrera y con un golpeo suave y picado dibujando una parábola, anota por el centro de la portería, ante la sorpresa del ilustre guardameta alemán Sepp Maier que se vencía a su izquierda. Panenka selló la victoria de Checoslovaquia en aquella histórica final.

El penalti a lo Panenka es uno de los lanzamientos desde los once pasos más arriesgado e imitado por los grandes futbolistas. Gesto técnico que lo inmortalizó y lo hizo célebre.

David Ginola

Le magnifique

La leyenda francesa que acabó siendo idolatrada en Inglaterra.

"El Magnífico" fue un artista con cambios de ritmo espectaculares que aspiraba a ser el mejor del mundo. El que marcó ese gol del 3 a 1 al Real Madrid en 1993.  

El de la elegancia en el desborde y los disparos con las dos piernas que dejó goles para el recuerdo. Sus duplas con Weah en el PSG, Shearer en el Newcastle y Les Ferdinand en el Tottenham levantaron pasiones al grito de ¡Oh La La Ginola!

Ginola fue un pionero, fue el primer "futbolista anuncio", antes de que Beckham luciera los icónicos calzoncillos de Calvin Klein o el equipo blanco fuera la cara de Nivea, Ginola ya había desfilado como modelo para Cerruti. Por su melena de brillos dorados que flotaba por la cancha fue el reclamo habitual de las grandes marcas, como la famosa campaña de L'Oréal en 1998.

El nativo de Toulon pasó por el Racing Club de Paris, donde coincidió con Enzo Francescoli, su mentor, el PSG, el Newcastle, el Tottenham, el Aston Villa y el Everton. La mejor versión de Ginola fue en White Harte Lane, el que fusilaba desde lejos y desbordaba con una velocidad vertiginosa, el de los recortes, las voleas y los controles de categoría.

El balón que "cedió" a Bulgaria en la fase de clasificación para el Mundial de Estados Unidos 1994, acabó con su carrera con Les Blues. Luego del fútbol, trabajó como actor, modelo y presentador.

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