Marco van Basten

El cisne de Utrecht

Ariete holandés de extraordinaria elegancia, exquisita técnica y rápidos movimientos, habilidades que combinó con la definición propia de un bombardero, el paradigma del delantero total. Espíritu goleador y clase propia de un 10, todo en un imponente y espigado físico impropio de un futbolista fino, de ahí el mote del Cisne de Utrecht. 

San Marco fue el antecesor de la leyenda holandesa: Johan Cruyff. Marco debutó en el Ajax en 1982, para 1985 ya era todo un crack ganando la Bota de Oro con 37 goles en 26 partidos. 1986 fue el año de su lesión de esguince de tobillo. En 1987 llega al Poderoso Milán de Berlusconi junto con otros tulipanes Gullit y Rijkaard, y una constelación de estrellas italianas como Baresi, Maldini, Costacurta, Albertini, Lentini y Massaro. Ganador de dos Copas de Europa con el Milán 1989 y 1990, fue capocanonniere en 1990 y 1992 y triple ganador del Balón de Oro 1988, 1989 y 1992.

Con la Oranje conquistó la Eurocopa de 1988, un hat-trick ante Inglaterra, el tanto de la victoria ante Alemania Occidental en las semifinales y un espectacular gol de volea en la final ante la Unión Soviética hicieron al delantero entrar en el olimpo del fútbol.

La famosa Champions League de 1993, en la que el Milán perdió contra el "sospechoso" Olympique de Marsella en el Olímpico de Múnich, fue el triste epílogo de uno de los mejores delanteros de la historia, no solo por la derrota, sino por la forma en que abandonó la cancha, arrastrando sus maltrechas piernas con el tobillo derecho destrozado, infiltrado para llegar a ese partido.

Se retiro prematuramente con apenas 28 años. Solo jugó en una Copa del Mundo. Las lesiones condicionaron por completo a van Basten, uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol.

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